
Atreverse es determinarse a algo arriesgado.
«Quién no arriesga, no gana.» Es un refrán común. Se nos enseña que hay que salir de nuestras zonas de comodidad y dar el salto siguiendo nuestro «instinto» «corazón» «sentimientos» «lo que nos hace feliz» «nuestros sueños» «nuestras metas».
¿Qué está detrás de nuestra meta? ¿Qué o quién nos motiva? ¿En qué o en quién está nuestra confianza? ¿Sobre qué apoyamos nuestro riesgo? ¿Es un riesgo calculado?
Ser atrevidos se valora mucho en la sociedad. El ser prudentes, no tanto. Pensar bien lo que se hace y porqué no es una acción que se fomente en una sociedad «fast track» llena de propaganda comercial, social y espiritual.
¿Qué está gobernando nuestras motivaciones y pensamientos? ¿Qué nos motiva y qué está detrás de los riesgos que asumimos?
PROFUNDICEMOS…
Los seres humanos somos tan atrevidos y a la vez tan descabezados. Le damos la espalda a Dios y luego ante las consecuencias naturales de nuestros actos nos preguntamos dónde está Él.
Somos buenos para hacer lo que nos da la gana en contra de la voluntad de Dios por seguir a otros, por «ser aceptados», por «disfrutar» aquí y ahora, lograr «éxito», «poder tener» o «llegar a ser»…y luego cuando viene crisis, pedimos rescate, sanidad y que nos saquen del pozo.
¡Que «atrevidos» somos! En realidad, eso no es atrevimiento, eso es desafío y se llama pecado (vivir como si Dios no existiera).
Sólo quitándonos el ropaje del egoísmo mundano que nos envolvió y quedándonos con un espíritu desnudo rendido ante Dios, podremos recuperar el entendimiento, para ver que Él nunca se ha alejado de nosotros.
Dios te persigue. Él ha escrito la verdad en tu propia conciencia y en su misericordia jamás se contradice. Búscale y regresa a Él. ¡Él no se ha ido!
Él ya resolvió la historia. Él tomó forma humana y de un hijo: Jesucristo. Pagó todo el precio por ti, se burló de la muerte por ti, venció al enemigo de las almas levantándose de los muertos.
No nos dejó huérfanos, pues nos dejó de su Espíritu para acompañarnos y guiarnos. El camino al Reino Eterno comienza desde aquí en la tierra. Es un gran misterio y a la vez la gran verdad que quedó escrita para testimonio.
¿Por qué lo hizo? Porque Dios
jamás se contradice. Él lo dice y Él lo hace.
Dios te ama, no le pases factura a Él por lo que te han hecho los seres humanos en sus pecados. ¡Aún hay oportunidad! Arriésgate a escuchar la voz de Cristo.
"Tu reino está construido sobre la verdad y la justicia; el fiel amor y la lealtad marchan delante de ti.
Qué afortunados son, SEÑOR, los que saben alabarte con alegría.
Ellos andan a la luz de tu presencia. Tu nombre los hace felices, alaban tu justicia. Tú eres su fuerza asombrosa, su fortaleza viene de ti."
–Salmo 89:14-17
¡ATRÉVETE Y VUELVE TU ROSTRO A DIOS! Ese mismo ánimo atrevido que tuviste para alejarte de Dios, ponlo en dirección de regreso a tu verdadero origen. Es tiempo de confiar y abrazar la victoria eterna. No sea que se te haga tarde.
Dios quiere darte mucha VIDA, nuevas fuerzas, nuevos pensamientos y una PAZ que lo sobrepasa todo.
ATRÉVETE A REGRESAR A ÉL. CON CRISTO EL ÚNICO «RIESGO» QUE TE ESPERA ES: RECUPERAR LA ETERNIDAD EN UN LUGAR DÓNDE SÓLO LO BUENO Y LO PERFECTO REINA.
«Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar.»
–Juan 14:3