
¿Es suficiente?
Hoy día hay mucho “empoderamiento” para que levantemos la confianza en nosotros mismos. Ciertamente, tener una estima saludable y creer en que tenemos la posibilidad de hacer más de lo que imaginamos es algo muy positivo. Pero ¡Cuidado! Si nos desenfocamos, pudiéramos perder el equilibrio de nuestra mente o el fortalecimiento espiritual.
¿Somos reinas y reyes de nuestra propia vida?
Algunos expresan que somos los reyes de nuestro propio destino, refiriéndose a las decisiones que tomamos. Quien no toma decisiones, se estanca o igualmente corre peligro. Sin embargo, no hay que perder de perspectiva que discernir lo correcto es un trabajo desconcertante si sólo nos basamos en nuestra propia opinión. En ocasiones, el corazón es engañoso y nuestra inteligencia es insuficiente para poder decidir.
«Reality check!» Para mí los hechos de los personajes bíblicos, gente real que cometió aciertos y desaciertos me retan el pensamiento. Como por ejemplo, las historias bíblicas de los reyes “buenos” y los reyes “malos” incluyendo a reinas. La Biblia nos deja ver el ámbito emocional, la inteligencia y muchos detalles de la vida espiritual de ellos. Ver cómo la gobernanza de los tiempos salpicaba también los asuntos del espíritu y viceversa, es muy fascinante para mí.
Los hechos registrados en la historia del pueblo de Dios, son épicos y contienen mucha más acción que las películas de Hollywood que he visto.
Los trasfondos personales tanto de los reyes como de muchas personas del resto del pueblo, fueran los gobernados o los gobernantes, retratan nuestro propio corazón. Los tiempos y las circunstancias de cada era podrían variar, pero el corazón, el espíritu y la mente humana… no tanto.
Una de esas tantas historias que capta mi atención es la del Rey Asá [2 Crónicas capítulos 14 al 16, 1 Reyes 15:9 al 15:24].
Un rey que comenzó bien y no terminó tan bien. ¿Por qué?
¡Asá comenzó súperbien! Encomendando primeramente a Dios todo cuanto hacía. Fue guía al Pueblo para que abandonaran la mentira y así detener la destrucción causada por la adoración de dioses falsos. Acompañó y convocó al Pueblo para renovar un pacto de fidelidad a Dios.
Inclusive, este rey destituyó a su propia abuela la reina madre, porque ella había edificado altar a una diosa pagana. Este gobernante trajo PAZ al Pueblo. La prosperidad espiritual y material eran evidentes en los frutos de todo lo que hacía.
“…cuando han regresado al SEÑOR, Dios de Israel, y lo han buscado, Él se ha dejado encontrar.
Pero ustedes esfuércense y no bajen la guardia, porque sus trabajos tendrán recompensa.”
2 Crónicas 15: 4,7 Palabra de Dios Para Todos
Pero, un día…
El rey Asá se empoderó. Se creció en su sentido de autosuficiencia, su éxito, su gran desarrollo personal y político. Depositó su confianza en la experiencia adquirida, los ejércitos, las alianzas políticas y en la ciencia de aquel tiempo… antes que depositarla en Dios. ¡Tienes que leer esa historia en detalle!
Lo que resultó de ese exceso de empoderamiento y confianza en sí mismo, no fue bueno. Ni para él ni para el Pueblo.
“Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti.”
2 Crónicas 16:9 Reina Valera 1960
La historia de autosuficiencia y empoderamiento del rey Asá y las consecuencias tristes sobre su persona y sobre el Pueblo, no es la única que encontramos en la Biblia. Si te dedicas a leer la historia del Pueblo de Dios, te encontrarás con muchas más que son similares. Es un ciclo que se repite.
Cuando veo ese patrón, me pregunto: ¿Por qué quedó escrito? Dios no ocultó esas caídas y pecados de su propio pueblo escogido.
Dios aun encogiéndose un pueblo para Él, estos se embarraron en el lodo y no pocas veces cayeron por sus propias «metidas de pata» ¿Por qué?
Pienso, que Dios luego del derecho a la vida, el segundo derecho de creación divina es la libertad. Dios no nos obliga y siempre advierte. Dios nunca ocultó el pecado de su propia gente porque Dios no es mentiroso, tampoco hipócrita y mucho menos injusto.
Dios quiso dejar las faltas de su gente ahí registradas para que al nosotros verlas no nos olvidemos de nuestra imperfecta humanidad pecaminosa y hagamos memoria de: su gracia, su rescate y su profundo amor siempre disponible para que busquemos a su único intermediario en CRISTO. El único con Poder para libertarnos. ¡Dios quiere que disfrutemos de una libertad conciente y real!
¿Que aprendí del «empoderamiento» del rey Asá?
A PONER Y A ENCOMENDAR TODO A DIOS PRIMERO. ÉL SIEMPRE SE ENCARGA DEL RESTO. CRISTO SIEMPRE NOS SACARÁ AL OTRO LADO.
Una Vida Profunda
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