
Es un tiempo dónde en todas las áreas del quehacer se percibe un ambiente de competencia para ganar un espacio de atención. Es necesario que cada uno de nosotros busque un equilibrio. Ciertamente, Dios coloca sueños en nosotros. Las personas que decimos servirle a Dios, hemos de aprender a discernir si esos sueños están alineados con sus valores, con su voluntad y con su plan.
En las pasadas publicaciones he abordado el tema de la Identidad en tres entradas. Te invito a que leas esa triada: ¡Esta persona no soy yo! ¡Esta persona sí soy yo! ¿Un selfie?
El culto a la imagen, la búsqueda de reconocimiento y la validación se dan en muchos ámbitos. Nadie está excluido de esas influencias. En el ambiente «cristiano» tampoco. Somos seres humanos imperfectos y como tales, cada cuál está en su proceso con Dios y ese dura hasta que pasemos hasta el otro lado de la eternidad.
Dios es un Dios personal. ¡El reparte como quiere! El reparte los dones, los talentos y las oportunidades. Por otro lado, nosotros hemos de invertir tiempo en nuestros deberes, obligaciones, proyectos y obras para poderlos mover hacia adelante.
¿Cuál es mi vivencia?
Estoy convencida de que todo lo que Dios pone en mi posibilidad hacer tiene la misión clara de compartir su mensaje de vida abundante. No se trata de mi mensaje. El propósito es de bendecir a otros con Su Mensaje, aún aquéllos que siendo salvos están pasando por diversas etapas en un proceso de crecimiento espiritual. Sobretodo, estemos claros de que la voluntad de Dios es que seamos luz del mundo.
Pero, tengo un pugilato…
No me siento cómoda explotando mi propia imagen. Quizás te extrañes, pero así es. Para mí, la prioridad sigue siendo el mensaje.
Primero – He de confesar que este proyecto de Una Vida Profunda, la publicación de un libro, un blog, un podcast y páginas en plataformas no es una cosa que yo necesitara hacer. De hecho, estoy llena de suficientes deberes y obligaciones como para embarcarme en esto. Pero Dios, luego de un largo proceso, me convenció de una urgencia para sacar un mensaje. Así que ¡Aquí estoy!
Segundo – Es un hecho que necesito de cierto grado de notoriedad y promoción para sacar el proyecto adelante porque:
El mensaje que me da Dios hay que entregarlo y lo que genere la venta del primer libro ayudará a que realice donaciones a unas causas y ministerios que también estoy convencida son de Dios, como lo son el aportar para que: bebés sean rescatados de la muerte, las madres y las mujeres en edad reproductiva tengan apoyo y oportunidad para encaminar mejor sus vidas, un hogar de niñas afectadas por el maltrato, entre otras.
Tercero – Esta no es una misión cualquiera. Me fue dada por Dios no para exaltar mi imagen, ni para exaltar talentos, ni cosa que se parezca. Dios colocó en mi corazón un llamado específico:
- Que invite a las personas a salir de los ruidos para profundizar en sus ideas y pensamientos hacia una mente equilibrada y un espíritu más tranquilo para que sean libres a la manera que Dios tanto desea. Así que voy sin prisa y sin pausa, poco a poco a ver como sigo dando forma a esta obra con tan poco tiempo discrecional disponible. ¡Sólo porque El me lo pide!
Te confieso que a pesar de que tengo un grado universitario en «mercadeo», una vez llegué a los pies de Cristo, ya no practico dicha actividad comercial como tal. Aunque en la esfera material, todo conlleva costos, lo menos que quisiera es «mercadear» (en el sentido material de la palabra) con lo que Dios me da.
Cristo no necesita que lo «publiciten», lo que necesita es gente fiel que esté dispuesta a bendecir a la humanidad y sacar su mensaje afuera.
C. Z. Maldonado
Los cursos en «conducta del consumidor» son fascinantes, los segmentos demográficos y sectores de personas a quienes llegar con el «producto» y demás variables del mercadeo, son bases en esa disciplina que cualquiera puede practicar. Desde los años 1980’s los libros de mercadeo exponían el gran valor comercial creciente del sector de los «consumidores cristianos». Pero yo, he decidido concentrarme a la manera que Dios y al paso que El me permita para este proyecto, y no a la manera «comercial.»
En la universidad tuve una profesora excelente. Desde su perspectiva ética, ella enseñaba que el estudiar mercadeo debería hacernos mejores consumidores. Es mi deseo que el contenido que publico sea fiel al depósito del mensaje poderoso de Dios y que sea digno de «consumirse» no por su forma o imagen, sino por lo que el Espíritu de Dios inspire en ti para llevar sus frutos. [Gálatas 5: 22-23]
Sin embargo hay que ser realista: De algún modo hay que llevar este mensaje en la multiforme gracia que nos da Dios y de las formas que tengamos a disposición en este siglo.
Ciertamente, he tenido que colocar mi imagen con unas cuantas fotos porque esta no es una obra clandestina y las personas quieren conocer un poco de quién soy. Pero, lo que en realidad deseo es honrar a Dios y me causa conflicto el sobrepasarme con alguna sobre-explotación de mi imagen personal. Veo a mi pesar, que hemos creado un «consumismo de celebridad cristiana» y de éso quiero yo cuidarme.
Ahora ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y mientras vivo en este cuerpo, vivo por fe en el Hijo de Dios,quien me amó y entregó su vida para salvarme.
GáLATAS 2:20
No estoy juzgando aquí a ninguna figura o compañero de camino que esté promoviendo un ministerio u obra particular, a través de una imagen pública en la que se esmera trabajar para exponer con excelencia lo que Dios les ha dado, en el mismo amor a Dios. Dios es un Dios personal y sólo El abre y cierra puertas. Si alguno está empujando demasiado una puerta que El necesariamente no abre, eso es entre Dios y cada cuál.
Soy yo misma la que me he impuesto el criterio por la inquietud espiritual en mí colocada, haciéndome vulnerable ante ustedes. ¡Estoy procesando el asunto!
Lo que tengo clarísimo es lo siguiente: HAY UNA URGENCIA DE DIOS EN ESTE TIEMPO. LA PRIMACIA ES DEL MENSAJE Y NO DEL MENSAJERO.
El cielo y la tierra no durarán para siempre, pero mis palabras sí.
JESUCRISTO – Mateo 24:35