¿Un «selfie»?

¿Hay algún problema con los selfies? No. ¿Le estamos tomando selfies a nuestra mente y a nuestro espíritu últimamente?

Tomarse selfies y publicarlas en nuestras redes de cuando en cuando no es malo en sí mismo. Sin embargo, la práctica del selfie se ha vuelto un fenómeno en el que debemos profundizar para cuidar el equilibrio de nuestra mente y tener un espíritu más tranquilo.

Los profesionales de la conducta humana ya han documentado estudios muy interesantes con el trasfondo y las consecuencias de la práctica de los selfies. El exceso de esta práctica podría señalar tanto un síntoma como un posible desarrollo de trastornos emocionales o vulnerabilidad mental.

La Sony Brook University de Nueva York realizó un estudio y concluyó que la práctica excesiva del selfie puede provocar predisposición a desarrollar trastornos de ansiedad y depresión. Esto particularmente en los adolescentes, pero los adultos no estamos exentos. El fenómeno del selfie se ha destacado mucho en las mujeres.

Esa ansiedad o depresión resulta de una cadena de ideas y pensamientos a raíz de las tendencias de compararnos con los otros. Se libera una batalla interna entre la realidad y el mundo «ideal.» Inclusive podemos irnos deslizando en un mundo fantásticamente falso que se crea una vez caemos presos en el asunto en la vida virtual de las plataformas y redes sociales.

Algunos psicólogos han notado que detrás de muchos de los esclavos del selfie hay en realidad un trastorno dismórfico corporal. ¿Qué es eso? Es el estar constantemente pendientes de la apariencia [en este caso del cuerpo] al punto de estar horas tomando cientos de tomas de foto hasta lograr no mostrar un «defecto.»

Otros profesionales han achacado este fenómeno a un culto a la imagen y a lo estético. Donde hemos normalizado ciertos criterios de belleza y diversión como una forma de enajenación o escape. El peligro: refugiarnos en un mundo egoísta y fabricado en dónde nos perdemos la riqueza de vivir de verdad.

Muchos especialistas advierten que las condiciones emocionales y mentales en una cultura de selfies irán en aumento en la medida en que las nuevas tecnologías tienden a deformar la identidad genuina de la persona que se expone en una vitrina de falsa aceptación social.

Y aquí, me voy a detener, pues el profundizar en este asunto tomará un poquito más de tiempo y detalles. Por el momento, te dejaré con esto: ¿Nos hemos tomado un selfie de mente y espíritu últimamente? ¿Es nuestra vida emocional y espiritual susceptible a esta nueva cultura virtual?

Oh Dios,

examíname, reconoce mi corazón;

ponme a prueba, reconoce mis pensamientos;

mira si voy por el camino del mal,

y guíame por el camino eterno.

salmos 139:23-24 dios habla hoy

Publicado por C.Z. Maldonado

Lectora empedernida y escritora por descubrimiento. Feliz esposa y madre. Educadora en temas que inciden sobre la vida, la familia y las libertades fundamentales. Conferenciante, estudiosa y comunicadora para varias plataformas en temas contemporáneos de fe, ética y política.

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