¡Sellados!

Cuando algo está sellado es por varias razones. En el caso de un alimento, su sello de marca lo distingue. El sellar su frasco o empaque lo preserva íntegro y separado de la contaminación. Cuando colocamos un sello de correo a un sobre, permitimos que llegue a su destino. Cuando un documento importante lleva el sello de las autoridades pertinentes, quiere decir que está autenticado como verdadero y conlleva un peso de autoridad. Cuando alguien traspasa un lugar sellado sin estar autorizado, el sello roto será señal de la intromisión indebida.

¿Has tenido idea de cuánto es el poder de una madre y un padre? Si no has tenido hijos, seguramente eres hijo.  Nuestros padres, nos han dejado sellos genéticos, emocionales y espirituales. Aunque todos esos sellos fueran buenos, son absolutamente superables por el sello de nuestro Creador. 

Todos podemos ser buenos hijos. También, todos tenemos la capacidad de convertirnos en buenos padres para los hijos que Dios nos quiera dar, aún si no fue nuestro caso el haber tenido buenos padres. Si tienes que perdonar a tus padres ¡Perdónales! No arrastres esas cadenas. Así podrás recuperar tu propio sello y sellar para bien a tus hijos.

En Dios no quedamos huérfanos. Dios en su misericordia nos sella con su amoroso poder y llena aquellos espacios que los padres no pueden. 

Si has leído otras notas de mi blog, escuchado el podcast, o has leído algunas pinceladas de mi vida escritas en mi libro, ya sabes que la maternidad fue un vehículo poderoso que Dios usó para sellarme y transformarme. Detrás de toda esa gloria hay una historia. En mi vida me moví desde el extremo de cerrarme a la maternidad, hasta desearla desesperadamente, ver morir a mis primeros bebés, hasta cuestionarle a Dios al punto de porqué mejor no me hubiera hecho estéril. ¿Dramático no? Esa historia la tengo en mi lista para escribir en un futuro, si Dios me lo permite.

Hoy soy madre en funciones para toda la vida. Colecciono muchas notitas y tarjetas que me han escrito mis hijos a través del tiempo. Las tengo guardadas dentro de las varias Biblias que poseo. Cada vez que las leo, es como si Dios me acariciara a través de lo que mis hijos escribieron. ¡Estoy sellada!

¿A qué punto quiero llegar? 

¿Sabes qué? Si Dios te confió a sus criaturas: De Él son y tienes que confiar para llevar el proceso en paz. LOS HIJOS SON UN REGALO ¡Disfrútalos! Crece con ellos, ríe con ellos, llora con ellos, sé fuerte por ellos. ¡Sé responsable! Sobre todo ¡Séllalos con amor y oración!

Déjate transformar por Dios a través de tu maternidad o paternidad y así sellarás a tus hijos para bien. Haz lo correcto y Dios se encargará del resto. Él es fiel de generación en generación a quienes le buscan de todo corazón. 

Si aún no eres padre y eres un hijo con asuntos pendientes con sus padres, ¡Resolverlos ahora, antes de que tengas tus hijos propios!

«Reconozcan, pues, que el Señor su Dios es el Dios verdadero, que cumple fielmente su alianza generación tras generación, para con los que le aman y cumplen sus mandamientos.»

Deuteronomio 7:9 Dios Habla Hoy

Claro que en el proceso nos cansamos, dudamos de muchas cosas y experimentamos miedos. Nos asaltan todos los “y si ocurre esto” “y si ocurre lo otro” ¿Lo estaré haciendo bien? En ocasiones quizás te culpas porque te equivocaste. En otras, seguramente te lamentarás si no le dedicas la atención y el tiempo necesario a tus hijos. DETENTE, RESPIRA Y ENFOCA TU MIRADA HACIA EL PADRE CELESTIAL.

¿Se descarrió tu hijo? Si cometiste pecado contra ellos, confiésalo y pide perdón. Si no fue así ¡No te fustigues! No es acaso lo mismo que sufrió Dios en las primeras generaciones [Adán, Eva, Caín…] con la desobediencia de sus hijos. ¡Sella a tus hijos! ¡Los puedes sellar desde antes de pensar tenerlos o de nacer! La paz de Dios te impregnará hasta que ellos despierten conciencia para nacer del espíritu [Lucas 15:11-32] y así Dios mismo pueda colocarles el anillo del sello en su dedo. El símbolo de ese anillo es la concesión de autoridad.

Pero el Señor dice: «Los cautivos de los guerreros serán puestos en libertad, y se recuperará el botín de los tiranos. Pues yo pelearé contra quienes peleen contigo, y salvaré a tus hijos.

Isaías 49:25 – Nueva Traducción Viviente

En una ocasión, de las tantas que el rey David se equivocó, acudió a Dios tan arrepentido que no se atrevió a pedirle a Dios que lo salvara solamente por amor a él, sino por ser «el hijo de su sierva.” ¡Así de poderoso fue el sello de la madre de David en la vida de su hijo! David creyó que por su madre ganaría favor ante Dios.

«Vuélvete hacia mí, y tenme piedad; Da Tu poder a Tu siervo, Y salva al hijo de Tu sierva.»  
Salmo 86:16 -Nueva Biblia De Las Américas

Sabemos que ningún ser humano gana el favor de Dios para otro. Sólo Cristo ganó el favor para toda la humanidad por dar su vida en una cruz y resucitar de la muerte. Dios nos da el privilegio de sellar para bien y en su autoridad a los hijos. ¡Sella a tus hijos en el nombre de Dios! 

Si tú todavía no has hecho profesión de fe en Cristo para recibir el sello del Reino de Dios y así sellar a tus hijos para bien, ¡Date la oportunidad! Haz esta oración:

«Señor Jesucristo, he pecado mucho de pensamiento, palabras, actos y cuando no hice lo bueno aunque dentro de mí lo sabía. Hoy me arrepiento de todo eso. Vengo a ti para que me salves, me laves y me selles con una vida nueva eternamente. Amén.»

Puedes dejarme un mensaje o comentar a este posteo. Puedes escribirme a: unavidaprofunda@gmail.com

Publicado por C.Z. Maldonado

Lectora empedernida y escritora por descubrimiento. Feliz esposa y madre. Educadora en temas que inciden sobre la vida, la familia y las libertades fundamentales. Conferenciante, estudiosa y comunicadora para varias plataformas en temas contemporáneos de fe, ética y política.

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