
Cuando una criatura nace, su primer signo de salud y vida es ¡Llorar! Llorando denotará que ha llenado sus pulmones de aire, que respira exitosamente en el sistema exterior, ya que no está flotando en el líquido dentro del vientre.
Lloramos por alegría y también por tristeza. Lloramos por coraje o frustración. Lloramos por impotencia. Lloramos porque vemos a otro llorar y nos conmovemos. También, lloramos si alguna sustancia en el ambiente nos irrita.
Llorar, también es un regalo. Uno se siente que se ha limpiado de adentro hacia afuera. Llorar es una bendición física, emocional y espiritual. ¡Dios también llora!
Hay condiciones de salud que alteran o afectan el sistema lacrimal. Hay personas que por diferentes condiciones están casi imposibilitados de llorar. Osea, sus ojos ya no producen lágrimas. Lloran con los ojos secos.
Cuando la vida nos ha dado muchos golpes o simplemente nos vamos acostumbrando a ver tantas modalidades de la maldad que el mundo caído por los pecados de la humanidad trae… ¡también lloramos con los ojos secos!
Pero… ¡Qué bueno es el vivir en la profundidad de la transformación de Dios! Sólo una vida que se ha entregado en los brazos del Creador y Salvador del mundo: logra ser feliz y recupera la esperanza cada día sintiéndose seguro independientemente de lo que vean sus ojos.
C. z. mALDONADO
Vivir desde los ojos de Dios hace realidad lo que el salmista expresó:
Aunque lloren mientras llevan el saco de semilla,
Salmo 126:6
volverán cantando de alegría…
¿Y Dios llora con nosotros? La respuesta es: Definitivamente, Sí.
La persona de Jesús gestionó al Espíritu Santo de Dios para que se quedara con nosotros. Quien recibe a Cristo, recibe el Padre que le envió y también recibe al Santo Espíritu quien le sostiene EN TODO MOMENTO.
»Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
»No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes. Dentro de poco, los que son del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán, y vivirán porque yo vivo. En aquel día, ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes están en mí, y yo en ustedes.El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que de veras me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo también lo amaré y me mostraré a él.
•Juan 14:15-21
Si queremos una mente equilibrada y un espíritu más tranquilo, no dejemos de invertir tiempo para PROFUNDIZAR en la verdad que habita en el corazón de Dios. No seamos víctimas de una cultura memística.*
*Si quieres saber a qué me refiero con una cultura memística busca mi libro Silencio, Yo Hablaré: Pensamientos Breves Hacia Una Vida Profunda.