
Una mente equilibrada y un espíritu más tranquilo, sólo será posible si entramos en las profundas raíces de la verdad fundada en el Creador de todo lo que existe.
No es un asunto de práctica religiosa. Es un asunto de intimidad con Dios, nuestro Creador. Hacer silencio y escucharle a Él nos lleva a las profundidades más hermosas que jamás hemos visto y vivido. ¡Date la oportunidad!
¿Te atreves a dar esos pasos conmigo? Pues ¡vamos!